sábado, 17 de abril de 2010

Desayuno con Jesús Resucitado

En el seno de nuestra amada Iglesia San Juan Apóstol hemos tenido un grato tiempo de Semana Santa arrancando desde el domingo de Ramos al Domingo de Resurrección. Como ya ha sido una tradición los niños de la escuela dominical conmemoran la entrada de Jesucristo en Jerusalem, un niño con una máscara representa el pollino que llevaba a Jesus mientras los demás chicos llevan consigo los tradicionales ramitos de palma y corozo que acostumbramos usar en Guatemala para el domingo de ramos. Esta es una tradición que desde hace varios años atrás llevamos a cabo con el entusiasmo de Riqueleme, Linda, Laura y Linda María Gasparico Midence.

Durante la semana mayor conmemoramos la vigilia pascual el Jueves Santo. Finalmente, nos volvemos a reunir el domingo para conmemorar la resurrección de nuestro Señor. Se ha vuelto tradicional ese día reunirnos a desayunar. Todas las familias de la Iglesia acuden a este encuentro y luego, al finalizar el desayuno, nos reunimos en la capilla o sala principal para celebrar el culto mayor. Como ya ha sido tradicional también, el diaconado de la Iglesia, organismo compuesto en su mayoría por damas de la Iglesia, tienen a su cargo la conducción del servicio. En esta ocasión, nuestra hermana Heydi de Méndez, compartió con nosotros una reflexión sobre el Ministerio de Jesús entre las mujeres y los niños.

En este tiempo de pascua hemos recordado las diferentes manifestaciones de Jesús resucitado entre sus discípulos. Este domingo 18 de abril recordamos la aparición del Señor a siete de sus discípulos a quienes pregunta si tienen de comer y los invita a desayunar, él les provee no sólo de alimento material sino especialmente el apoyo espiritual para emprender la misión que les ha encomendado. Últimamente los organismos de la Iglesia han acostumbrado llevar a cabo desayunos que su vez son reuniones de trabajo, para planificar y coordinar las actividades de la Iglesia. Al igual que el desayuo del Domingo de Resurrección, en todos ellos nos nutrimos de la koinonía y del espíritu de emprendimiento en favor de la alabanza a nuestro Padre Celestial y predicación del reino de nuestro Señor Jesucristo.

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